La palabra AINAS, según el Diccionario de la R.A.E. proviene del latín  vulgar “agina” de “agere” (hacer).

Según “El Bienhablao” significa lo siguiente:

AINAS: Adverbio que puede ser de cantidad y significar «casi», o de tiempo y significa «por poco».

Ejemplo: «Como el Mateo iba adobao, cogió la burreta de las orejas en vez del ramal y ainas y lo estampa contra las portás«.

Está es una palabra que al ser oída o pronunciada te trae directamente a estas tierras, tiene un sonido añejo y entrañable; por desgracia cada vez es menos utilizada, pero da mucho juego ya que ayuda a empezar o terminar una frase.

Creo que tenemos la obligación de sacarla y orearla de vez en cuando para que no se nos ponga rancia o lo que es peor, se nos eche a perder.

Esperemos que entre todos consigamos que esto no ocurra y la saquemos a relucir cuando el contexto lo precise, o simplemente por el gusto de escucharla, seguro que nos traerá buenos recuerdos, y si la utilizamos con alguien que no la conozca, conseguiremos que la unan a nuestra persona, todo un grato honor.

(AMR)

Esta es, sin duda, una de las palabras más cariñosamente utilizadas y representativas de La Manchuela. Según El Bienhablao, aparece así:

GUACHO: Crío pequeño, también puede significar hijo o hermano.
Ejemplo:«Ende que tengo guachos me pongo a regruñir que paezco mi madre». «¡Remedios! si vas pa la Cañá dale una voz a mis guachos que están allí desde el jueves y ya va siendo hora que se recojan».

Es una palabra muy usada en algunas lenguas indígenas de Sudamérica:

En AIMARA se dice: “HUAJCHA” que significa “Huérfano”.

En MAPUDUNGUN (Mapuche) se dice: “HUACHU” que significa “Hijo ilegítimo”.

Y en QUECHUA se dice: “HUACCHA” y su significado es “Pobre o huérfano”.

Según el prestigioso etimologista Don Joan Corominas, la palabra GUACHO/A nos llegó del Quechua.

En México se utiliza mucho por el sur, tiene un carácter despectivo, y sirve para referirse a las personas que emigran a la capital; en la zona de Colima significa “Soldado”; los habitantes del desierto de Sonora la utilizan para referirse a las gentes que viven en el sur, pero es curiosamente en Michoacán, donde significa “niño o muchacho”, al igual que en La Manchuela.

En Cuba también se utiliza, con una cierta connotación despectiva, para referirse a las personas que viven y trabajan en el campo.

Siguiendo por Sudamérica, y más concretamente en Ecuador, significa “Huérfano” y la palabra GUÁCHARA “Viuda”. Como curiosidad decir que los décimos de lotería que no se venden, se les conoce como: “GUACHITOS”.

En Perú también se utiliza  para referirse al décimo de lotería.

Incluso en el Sur de Estados Unidos se utiliza la palabra “GUACHA” que viene del spanglish “Watch a“, significa: “Mira”

Según el Diccionario de la R.A.E. de la Lengua esta palabra se utiliza en Argentina, Bolivia, Chile Perú y Uruguay, cuyo significado es “Huérfano o cría que a perdido a su madre”, además en Chile significa “Hijo de madre soltera, no reconocido por el padre” y “Despejado o disperso”. En Panamá significa: “Plato de arroz cocido con carne o pollo y alguna verdura con apariencia de sopa espesa”. En la séptima acepción aparece como: “Cría de un animal, especialmente pollo de cualquier pájaro”. En la octava viene como: “Niño pequeño o chiquillo”, utilizado en Albacete y Cuenca, pero no aparece como “hermano o hijo”, que nosotros utilizamos tanto.

En El Bienhablao viene también recogida la palabra:

GUACHERAS: Saliva coagulada de color blanquecino que se acumula en la comisura de los labios. Morreras de los guachos.
Ejemplo: «Se pone a cascar y le salen unas guacheras que da no se qué verlas».»¡Válgame cómo se ha puesto con el chocolate! Límpiale las guacheras al Fernandito que no se le ve la cara»

Después de este periplo, habréis podido comprobar que dependiendo donde se utilizan las palabras puede significar una cosa u otra, así pues, tened cuidado cuando utilicéis la palabra COGER o CONCHA, sobretodo si estáis en Argentina, no sea que os llevéis alguna sorpresa.

La palabra ARDACHO, como muchas otras cosas, tienen origen árabe, concretamente del término HARDÚN. Seguramente ya había ardachos por aquí antes de que llegaran a la península -¿o los trajeron con ellos?-, lo que sí está claro es que fueron ellos los que se preocuparon en dar un nombre a este curioso reptil de la familia de los saurios, y dentro de éstos de la rama de los lagartos.

Es curioso resaltar que ni «HARDACHO» ni «ARDACHO» estén incluidas dentro del Diccionario de la Real Academia de la Lengua, pero sí las palabras FARDACHO, que es como se dice en nuestra vecina Valencia, y también, GARDACHO que es como se escribe en Álava y Navarra.

Por lo visto también se utiliza el vocablo ARDACHO en la Rioja, Teruel, Cuenca y Murcia e incluso partes de Andalucía, pero parece que no merece tener cabida en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, lo cual hace que nuestro forma de hablar muchas veces navegue en la clandestinidad.

Supongo, que es fácil que la evolución de esta palabra sea igual que la de «harina», que al principio fue «farina», para luego dar la palabra «harina», siendo en un principio una «H» aspirada, dando el sonido «Jarina»; con del tiempo quedo en una «H» sorda que no se pronuncia, y si siguiéramos la evolución ya que la «H» es sorda debería perderla y escribirse «arina». Si esto es así, nosotros tenemos el último eslabón en la evolución de la palabra, pues ya hemos hecho desaparecer la «F» de fardacho y la «H» de HARDACHO para quedar en ARDACHO.

En el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua aparece la siguiente definición:

FARDACHO: Lagarto, reptil saurio.

Lo cual me parece demasiado escueto, para una palabra tan utilizada como querida en estas tierras, por esto paso a definir esta palabra, según se recoge en El Bienhablao (que por cierto se debería escribir bienablao, pero este es otro cantar que ya entonaremos otro día):

ARDACHO: Lagarto de gran dimensión y tremendas mandíbulas, con los cuales al morder la pieza no la suelta aunque le cortes la cabeza. Dicen que son capaces de hacer muescas en el acero.

Ejemplo: «Al Bartolo le mordió un ardacho en el pie y como no hay quien se lo quite, tie que dormir toas las noches con las albarcas puestas y el ardacho colgando».

Y como no, esta palabra dio también la siguiente:

ARDACHEAR:   Comportarse como un ardacho. Ir por ahí golismeando pa ver lo que se cuece.

Ejemplo: «Estaba ardacheando por la Bocaceja con el amoto, y llegué a un sitio ande se acababa la senda y empieza el barranco, y del susto que me pegué si no cierro la boca escupo los güevos».

(AMR)