Desde hace unas semanas el mundo sigue algo más revuelto que de costumbre, especialmente por el norte de África.

Egipto, Túnez, y ahora Libia, están prejubilando a sus dictadores, lo que hay que ver es si realmente es un cambio de sistema o simplemente un cambio de fachada. Ya comprobaremos quién es, en el fondo, el verdadero instigador y beneficiario de estas revueltas. Hay tantos países que padecen el yugo de una dictadura que creo que debería proclamarse el 2011 año internación de la abolición de las dictaduras.

Seguimos viéndolas venir y cada vez que nos dan una colleja no hacemos más que agachar la cabeza, esperando que nos suelten la siguiente. Dentro de poco las Cajas de Ahorro serán historia. Unas entidades que destinaban gran parte de sus beneficios a fondos y actividades sociales se van a convertir en bancos, puros y duros. Y ya se sabe, cuando alguien acabe el trabajo vendrá el listo de turno y de un plumazo se quedará, a precio de saldo, con las que queden. Con esto todos perdemos, cuantas menos entidades de crédito existan más nos apretarán las tuercas, haciéndonos bailan a todos bajo la misma canción, si ya lo hacían cuando había tantas, cuando queden tres o cuatro cada vez que entremos a un banco nos va a dar la risa tonta de ver cómo nos toman el pelo y además tenemos que acatar las condiciones que nos impongan. La usura dejará de ser pecado para convertirse en una virtud.

No acabamos de aprender y siempre nos engañan de la  misma forma, lo malo es que antes quizás no éramos del todo conscientes de ello, pero ahora lo vemos delante de nuestros morros y seguimos callados, mientras en la trastienda siguen riéndose y asombrado de lo sumisos que somos.

Se dijo que con la crisis se limpiaría y refundaría el sistema bancario y financiero y a la vista de lo acontecido hasta la fecha mejor no les podía estar saliendo, a los banqueros y especuladores, claro está.

A la gran mayoría de mortales nos han endurecido y alargado la edad para la jubilación, mientras a los empleados de banca y cajas de ahorros los están prejubilando con unos sueldos y a unas edades fuera de la norma general.

Aun estoy esperando escuchar a algún político, sindicalista o tertuliano preguntarse por qué a los obreros de los que provocaron esta crisis los jubilan a los “cincuenta y tantos” mientras a los demás lo harán a los “sesenta y tontos”. (no es una errata)

Hay cosas que nacen con un buen fin, pero con el paso del tiempo van degenerando y corrompiendo todo lo que tocan. Uno de estos ejemplos es La Bolsa, convertida en un casino donde los que más tienen más pueden ganar, ya que saben de antemano las cartas que van a salir; no se puede ganar tanto en tan poco tiempo. Antes era capaz de arruinar una empresa solvente y enriquecer a otra que no vendía más que humo, pero la avaricia no tiene límites, y si al principio sólo afectaba a entidades mercantiles, ahora puede demoler países enteros. La crisis sigue galopando a sus anchas por el mundo; continúan asustándonos con las caídas de La Bolsa, nos cuentan que se están perdiendo millones y millones de euros de un día para otro, pero si alguien los pierde…. alguien los ganará.

¿Cuándo sabremos dónde van a parar todos esos millones de euros?

Es hora de que caigan las máscaras, dejar de culpar a compañías, corporaciones, instituciones y a los mercenarios que trabajan para el capitalismo más radical, debemos saber quién se esconde tras ellos, pongamos caras y nombres propios a los especuladores; que se sepa quién es quién en esta tragicomedia en la que estamos envueltos.

Cuando empezó la crisis se habló de reformar el sistema capitalista, de acabar con los paraísos fiscales, de hacer un control más estricto a la banca, pero la clase política ha vuelto a perder la batalla contra las grandes entidades financieras, retractandose en sus pretensiones, bajando la cabeza y proponiendo recortes a todos menos a ellas. Una vez más se ha demostrado quién lleva las riendas del mundo.

Nuestros gobernantes sólo se han atrevido a apretar las tuercas, como siempre, a los más débiles; mientras tanto los poderosos siguen haciendo caja.

Ya veremos  cómo acaba el cuento, pero para mí que el lobo esta vez se comerá a la abuela, a caperucita  y a todos los animales del bosque, ya que el cazador hace tiempo que trabaja para él.

En algún paraíso fiscal debe haber unos cuantos que aún no acaban de creerse el negocio que han hecho y más al pensar cómo ha podido caer tanta gente en su engaño.

Al parecer los timos ni son caducos, ni pasan de moda, primero porque son algo muy lucrativo, y segundo porque los estafados se van renovando. Lo cierto es que parece mentira cómo siguen siendo tan eficaces, esta vez los timadores han tenido unos buenos colaboradores, muchos de los cuales han terminado por su propia avaricia sucumbiendo al timo para el cual estaban trabajando.

Es hora de reconocer que la crisis que estamos viviendo está basada en un viejo timo, al que nadie puso freno, aun sabiendo que íbamos derechos al abismo.

Todo esto se entenderá mucho más con el siguiente texto que nos ha remitido, desde La Palma, nuestro amigo Rodri. Echadle un vistazo y sacad vuestra propia moraleja:

Se solicitó a un prestigioso asesor financiero que explicara esta crisis de una forma sencilla, para que la gente de a pie entienda sus causas. Este fue su relato:

«Un señor se dirigió a una aldea donde nunca había estado antes y ofreció a sus habitantes 100 euros por cada burro que le vendieran. Buena parte de la población le vendió sus animales.

Al día siguiente volvió y ofreció mejor precio, 150 por cada burrito, y otro tanto de la población vendió los suyos. Y a continuación ofreció 300 euros y el resto de la gente vendió los últimos burros. Al ver que no había más animales, ofreció 500 euros por cada burrito, dando a entender que los compraría a la semana siguiente, y se marchó.

Al día siguiente mandó a su ayudante con los burros que compró a la misma aldea para que ofreciera los burros a 400 euros cada uno. Ante la posible ganancia a la semana siguiente, todos los aldeanos compraron sus burros a 400 euros, y quien no tenía el dinero lo pidió prestado. De hecho, compraron todos los burros de la comarca. Como era de esperar, este ayudante desapareció, igual que el señor, y nunca más aparecieron.»

Resultado: La aldea quedó llena de burros y endeudados. Hasta aquí lo que contó el asesor.

Veamos lo que pasó después: Los que habían pedido prestado, al no vender los burros, no pudieron pagar el préstamo. Quienes habían prestado dinero se quejaron al ayuntamiento diciendo que si no cobraban, se arruinarían ellos; entonces no podrían seguir prestando al Ayuntamiento, ni a nadie más y se arruinaría todo el pueblo.

Para que los prestamistas no se arruinaran, el Alcalde, en vez de dar dinero a la gente del pueblo para pagar las deudas, se lo dio a los propios prestamistas. Pero estos, ya cobrada gran parte del dinero, sin embargo, no perdonaron las deudas a los del pueblo, que siguió igual de endeudado.

El Alcalde dilapidó el presupuesto del Ayuntamiento, el cual quedó también endeudado. Entonces pide dinero a otros ayuntamientos; pero estos le dicen que no pueden ayudarle porque, como está en la ruina, no podrán cobrar después lo que le presten.

El resultado: Los listos del principio, forrados. Los prestamistas, con sus ganancias resueltas y un montón de gente a la que seguirán cobrando lo que les prestaron más los intereses, incluso adueñándose de los ya devaluados burros con los que nunca llegarán a cubrir toda la deuda. Mucha gente arruinada y sin burro para toda la vida. El Ayuntamiento igualmente arruinado.

Una vez más el “maltratado pueblo hebreo”, que de forma regular nos adoctrina mediante la oscarizada película de turno, con lo que padeció hace más de medio siglo a manos del cruel gobierno nazi, ha vuelto a sufrir de amnesia, como si no hubiera aprendido nada de todo aquello; siguen empeñados en escribir con sangre, ajena claro está, otro negro y triste capítulo de la historia reciente.

Como suelen hacer los soberbios cuando utilizan con prepotencia su superioridad y al amparo que dan las armas, han vuelto, para mayor gloria de su pueblo, a cometer una masacre, donde irónicamente nos quieren hacer ver que son ellos las víctimas.

Es terriblemente triste que el único país que de forma tan reiterada sigue incumpliendo los tratados internacionales, continúe burlándose del resto del mundo, pero no deja de ser menos penoso ver cómo ningún gobierno se atreva a tomar medidas contra el gobierno israelita, el cual vuelve a salir impune de sus sangrientas tropelías.

¿Dónde está el flamante premio novel de la paz? A preferido ponerse al lado de los fundamentalistas judíos, contra los cuales por cierto no se ejerce la más mínima presión. El resto de gobiernos ha decido callar como lo hace un lacayo ante su señor, demostrándonos una vez más quien gobierna este mundo.

Creo que el pueblo judío se está ganando a pulso la animadversión del resto de pueblos que vivimos en este planeta, y a este paso nadie quedará para correr en su ayuda cuando caiga en desgracia. Si esto ocurre pasará lo de siempre, los judíos de segunda clase pagarán todos los platos rotos, mientras los judíos de Wall Street siguen a lo suyo, que es estar por encima de todo y de todos, caigan quien caiga.

Si es cierto lo que suelen decir los judíos:

– “Dios está de nuestro lado”, nunca antes he tenido tantas ganas de comulgar con el Diablo.