Cuando empezó la crisis se habló de reformar el sistema capitalista, de acabar con los paraísos fiscales, de hacer un control más estricto a la banca, pero la clase política ha vuelto a perder la batalla contra las grandes entidades financieras, retractandose en sus pretensiones, bajando la cabeza y proponiendo recortes a todos menos a ellas. Una vez más se ha demostrado quién lleva las riendas del mundo.

Nuestros gobernantes sólo se han atrevido a apretar las tuercas, como siempre, a los más débiles; mientras tanto los poderosos siguen haciendo caja.

Ya veremos  cómo acaba el cuento, pero para mí que el lobo esta vez se comerá a la abuela, a caperucita  y a todos los animales del bosque, ya que el cazador hace tiempo que trabaja para él.

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